Son exactamente las tres y cuarto de la tarde.
Y en mi cabeza lo único que se presenta es eres tú, y lo mejor es que estoy fuera de casa y tengo ganas de gritar tu nombre y ponerme a llorar como niña chiquita de tres años extraviada en una gran cuidad.
No tienes ni la menor idea de todo lo que siento en estos momentos y es que siento que estoy muriendo lentamente por tu ausencia.
Es un golpe bajo para mí, me diste donde más me ha dolió, dejé que dieras el golpe primero y de uno solo me has tirado y sacado de la jugada. Has termino conmigo imediatamente con un tiempo.
No se que es peor, que te extrañe o que me extrañe a mí.
No se si quiera seguir continuando con el dolor que tengo y seguir disfrutando de él o comenzar a rechazarlo empezando hacerme débil y llorar más por los lugares donde voy.
Hecho tanto de menos a la persona que era antes de ti, esa que decía que jamás terminaría enamorada y que era felíz así y sola.
Y ahora con un nudo en la garganta detengo el llanto dentro de mí provocando un gran dolor en la garganta. Pero sabes, prefiero ese a sentir el dolor que tengo en el alma.
Pero para mi desgracia con o sin el nudo en la garganta está el dolor del alma.
Tal vez algún día te llegue a superar, pero mientras; tendré que aprender a vivir contigo y tu ausencia dentro de mí.
Cariño; recuerdame, donde quiera que estés, recuérdame... no me olvides.
Y ese día que vuelvas:
vuelve para no volverte a ir.
Soy rebelde, con causa y sin causa... Soy amor y también odio. Soy yo, nada más... Soy tanto y soy nada; Soy todo. Soy yo nada más, soy única, como lo sé hacer, como quiero ser, como me gusta ser... Soy la oveja y soy la pérdida... Soy la loca, que no sabe ser... pero que es. Soy ternura y también soy dolor. ¡Soy como quién es por ser lo que es!...
viernes, 24 de junio de 2016
Momentos incómodos
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