viernes, 24 de junio de 2016

Momentos incómodos

  Son exactamente las tres y cuarto de la tarde.
  Y en mi cabeza lo único que se presenta es eres tú,  y lo mejor es que estoy fuera de casa y tengo ganas de gritar tu nombre y ponerme a llorar como niña chiquita de tres años extraviada en una gran cuidad. 
  No tienes ni la menor idea de todo lo que siento en estos momentos y es que siento que estoy muriendo lentamente por tu ausencia.
  Es un golpe bajo para mí, me diste donde más me ha dolió, dejé que dieras el golpe primero y de uno solo me has tirado y sacado de la jugada. Has termino conmigo imediatamente con un tiempo.
  No se que es peor, que te extrañe o que me extrañe a mí. 
  No se si quiera seguir continuando con el dolor que tengo y seguir disfrutando de él o comenzar a rechazarlo empezando hacerme débil y llorar más por los lugares donde voy.
Hecho tanto de menos a la persona que era antes de ti, esa que decía que jamás terminaría enamorada y que era felíz así y sola.
  Y ahora con un nudo en la garganta detengo el llanto dentro de mí provocando un gran dolor en la garganta.  Pero sabes, prefiero ese a sentir el dolor que tengo en el alma.
  Pero para mi desgracia con o sin el nudo en la garganta está el dolor del alma.
  Tal vez algún día te llegue a superar, pero mientras; tendré que aprender a vivir contigo y tu ausencia dentro de mí.
Cariño; recuerdame, donde quiera que estés, recuérdame... no me olvides.
Y ese día que vuelvas:
         vuelve para no volverte a ir.

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